Un cuadro mío de la mano Van Gogh
Este cuadro mío no es ego, es creación transmutada.
Los colores denotan movimiento, fluidez y turbulencia como era la pintura de Vincent Van Gogh, el trazo se delinea con la fuerza del agua con sus embates y viento que corre por las hondonadas. Sus colores son: Rojo cómo en el cielo se torna en un atardecer, es la intención que da el sol de mantenerse vivo.
Verde agua cristalina, vida apacible que por derecho fue concebida, genuino color gratamente consensuado, luego el azul oscuro negruzco se vuelve revoltoso, excitado y desapacible con el correr de cada pincelada…
El rostro es un mero idioma, que esboza contempladora mirada, los días pasan por ella, como locura sin descifrar.
Sonrisa con alta capacidad de adaptación y conformismo. Esto le hace valedero del apodo de superviviente, pues es indiferente lo que suceda en el montaje, siempre consigue sacar buen partido que permita estabilizar y crear un mensaje único.
Por último la calidez del dorado que hay en el rostro y en el fondo de la tela, unge de tibieza el frío vesánico de la incertidumbre del observador.
El lienzo blanco es la base del milagro, danza de luz y sombras que se mezcla imaginario en un sueño hecho realidad.
Patricia Moreno Astudillo
22032015-5741-1953
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