Lenguaje etéreo
El viento se sentía gélido
y chocaba con mi rostro, parecía que los huesos de los pómulos se iban
resquebrajar en cualquier momento, pero eso no importaba, seguía mi ejercicio
diario, respirando, aceptando esa bocanada de aire frío pasar por mi garganta
llenando mis pulmones.
Había algo especial en la atmósfera, una energía de tibieza que me rondaba en el trayecto, trate varias
veces de concentrar la mirada en un punto neutro, pude observar que la energía
del sol se alineaba con el oxígeno que respiraba y aunaba la energía de la
madre Tierra que subía por mis pies, todo
estaba ahí a mi disposición y había tanta energía que me invadía una felicidad
mezclada con deseos de llorar.
Al terminar mi caminata,
me senté en mi lugar acostumbrado, ya no sentía frio, me dejaba abrazar por la
luz del sol que pasaba a través de las nubes, medite con los ojos abiertos y
sentía que estaba toda yo dentro una sutil de energía, rodeada por ella, podía ver los atisbos de energía
multiplicándose por miles en ese espacio donde la nada es un todo.
Comencé a ver letras
danzando frente mío y disfruté ensimismada este caleidoscopio léxico. Llovizna cósmica,
vórtice de energía, transformaba mi
día…estuve allí no sé cuánto tiempo, regresaba a casa y en vez de usar la
vereda como siempre, me fui por el centro del parque, pisando la grama, y pude
ver letras esparcidas por donde iba pisando, ahí estaban en trozos de avisos de
etiquetas de chocolates o envoltorios de chicles, en molidas y ajadas servilletas
del restaurant más cercano, un pequeño pedazo de papel con una sola letra “L”,
y así observe lo que nunca antes había observado, estaban ahí para ser leídas este
día, comencé a formar palabras con las letras que iba encontrando y antes de
llegar a casa tenía en mente este texto de liberado mandala, sánscritas letras caídas
sobre Little Rock City, viajeras desde más allá de ese cielo soleado, energía pránica
para mis manos y mente amalgamar.
Su mensaje venía dentro la forma de una flor del
loto, yo descifradora, me sentía un pequeño punto en este universo, su energía naciente
llegaba desde el basto magno, ejerciendo frecuencia vibracional sobre mi cuerpo
doble, hablábamos un idioma colorido de rojo profundo hasta la jerigoncia del
violeta y entre esos colores todos los colores del cuerpo sutil creando pauta
espiritual, que progresa se expande, rebozada en su energía vital, soy susceptible
a todas y cada una de las partituras enviadas
y recibidas.
Evito los bloqueos de la
razón e incertidumbre, uso mi mente como herramienta, para crear nuevos
horizontes, dejo el flujo natural de la conciencia creadora recorra y me
abarque, así el equilibrio me acompañe, el aprendizaje no me abandone
¡Qué la energía me atraviese,
haya conectividad holográfica y pueda absorber su equilibrio dinámico, desde su
expresiva alma se manifieste en la mía!
El tránsito que debo
recorrer lo dejo a la deriva, que mi centro nutricio, de oxígeno y prana, sean
el timón de mi galaxia hasta encontrar la luz y comprender la sabiduría del
iluminado.
Patricia Araya
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