En 1840, la artista y botánica Anna Atkins (Tonbridge, Kent, Inglaterra 1799-1871) comenzó a experimentar con los nuevos procesos fotográficos que estaban siendo desarrollados en los albores del creativo ambiente científico de la Inglaterra victoriana. Tres años más tarde inició la publicación de Photographs of British Algae, un monográfico sobre las algas del Reino Unido, para cuya elaboración utilizó la cianotipia como técnica fotográfica. Publicado en fascículos durante diez años, hoy en día es reconocido como el primer libro impreso e ilustrado con fotografías. Sin embargo, tuvo que pasar más de un siglo para que su obra obtuviese el merecido reconocimiento.
Mujer Mapuche, mujer huitral, sencilla como la tierra
misma, hechura de nativos sueños, piel madera, con su fuente de corteza
firme, que nunca se desliza ni cae al vacío porque estas apoyada en los
cuatro puntos cardinales. Toda vestida de templo, lienzo negro cubierto tu
cuerpo, con estrellas de laminitas plata y tu aura de cielo de mujer ancestral.
Toda tu figura
conformada de ricas especies
traídas de los bosques del sur del Arauco. Eres forja abuela, madre, hija del
pehuén, origen y vigor, experiencia y sabiduría, ahí en el centro de los cuatro
lugares te quedas esparcida en los ciclos solares y la majestuosa Cordillera de
los Andes-
“Treng-Treng serpiente tan poderosa, quien tenía dominio
absoluto sobre la tierra, hizo crecer los cerros para que los mapuche se
protegieran en ellos, mientras que Kai-Kaivilu hacia subir las aguas, más
arriba cada vez, que subieron tanto las montañas que casi tocaron el sol.
Los mapuches para no lastimarse del calor del sol y de la
copiosa lluvia cubrían sus cabezas con cantaritos de greda sacados del útero de
la tierra.
Los mapuches que cayeron al agua fueron convertidos por
el Treng-Treng en peces o en piedras para que vivieran de otra forma y no se
ahogasen. Para calmar la furia de Kai-Kaivilu el mapuche hizo muchos
sacrificios. Así el agua se calmó y la serpiente se hundió en el mar, de esta
forma surgió nuevamente la vida en la tierra”
De ese cataclismo quedo conformada tu casa territorial,
entre ríos: Maule, Itata, Biobío y el río Cruces, que formaron de frontera
natural tus horizontes; con el melipal, sobre tu cabeza la Cruz del Sur.
Todos tus torzales son hechos de ñocha trenzada y te vas por los ríos con tus cantos de alegría
y cuando la muerte asecha, te cortas el cabello revalidando la pertenecía de
tus ancestros o un ser querido, dejando los mechones sobre el cuerpo inerte,
con eso te mantienes en firmeza, puntal de toda la familia, labor que te ha
tocado desde que el cielo es cielo, y el río es río, asumir.
Tus manos siempre están con la vara de la cruzadilla,
ordenando el cielo, el huerto y las tradiciones de tus ancestros.
Tus caminos son
trasewitralwe, van serpenteando los pasos que tendrás que dar en la vida
y te dan la fortaleza para que el tejido sea armonioso entre tú espíritu, la
madre tierra y tus hijos.
Mujer sol, doble estrella, vergel dentro del hogar,
tejedora de sueños, descifradora de símbolos, orgullosa mujer mapuche, yendo
contra todos los vientos de la violencia para vivir de canto, dando armonía a todos sus hijos en esa paz heredada
de la madre Tierra.
Mujer que grita en línea de tiempo, ser libre en su
tierra ancestral, guardadora del oro, custodiada de un toro rojo y un caballo
negro. No más usurpadores, que envidien tu tierra milenaria, mujer te has plantado, firme, perenne, aguerrida en
todas las tormentas e inclemencias del
enemigo sin caer en las garras del Nahuel, te quedas cobijada, protegida,
alimentada por las raíces de la diosa Araucaria.
Mujer machi, que vive en los bosques protegiendo a sus
seres queridos de todos los desastres de las tinieblas, alejando a los malos espíritus.
Mujer hiladora e hilvánadora de todos tus sueños en
MAPUDUNGUN.
De tu encantamiento ha salido mi vergel escrito para tu
amada figura ancestral.
Inasible telar ante mis
ojos, creativo don de representar la energía del creador, lapidar la figura del
alma y quizás nunca encontrar el puente del perdonado, y pensar que en ésta
bella redondez donde habitamos, también existe el sendero del salvaje, copión acérrimo, usando lenguaje percutido, lingual manchado, rostro esbozando una sonrisa
abstracta, fotografía en blanco y negro, sin dimensionar su entretención maligna,
¿cómo poder divertirse con la inanimada, azulosa forma de un ser mágico?¿usurpar
su vida, por ocio? usar su espacio por derecho, esparcir su inconsciencia ilimitada a todos los que tienen que ver su excéntrica forma
de entretenerse, no tiene nombre, no tiene perdón, solo pensar que ésta alma en
desmedro, solo manipula desesperados manotazos del asfixiado que finge salir
del agua, resucitado y vanagloriarse de ello.
Sus movimientos en espasmos
hasta expandir un rostro de sonrisa llena de felicidad, ignorando la mano del
creador, omisión de su espejo, confabulándose en contra de la naturaleza, en el
espiral consensuado, tatuándose ominoso, sin perdón de quienes amamos la vida
en todas sus formas y colores.
Ideas numinosas aparecen
cruciales, asomando el idioma tan esperado después del trabalenguas del
incomunicado. Transmutarse, mudarse del ego, cambiar de vileza a sensibilidad,
de ahí a la ternura solo un paso.
Alzar el cuadro de la
vida, del negativo al positivo, las mies al viento danzando y es ese retumbe, la
devoción por la naturaleza
Todo gira y se recrea, hay
un entramado lumínico, profundidad de entornos de repechos largos, la luz es la
detonante silenciosa allá arriba, y en su languidez repetitiva ejerce dominio
sobre el afluente de todo lo sagrado
Vibrato de líneas en
degradé sinuosas, remanso orquestado sin fin, invita a irse por su corriente y
pasar desapercibido, no tocar en ningún momento sus siderales, verterse curioso
aventurero dentro de su obra majestuosa y otras, proteger, hablar el mismo
idioma sencillo e inagotable de nuestra madre naturaleza, dándonos motivos tras
motivo de trascender e iluminarnos,
apagar el egocentrismo, trascender de innato
a genuino, de donaire a respeto por la vida de todos los seres vivos y no perder el poder del
D-ios, en un brusco empequeñecido itinerante, que mata por diversión.