El día que Dios creó las flores.
A mis nietos Alexander y Andrew
Dios creo las flores, el día que dejo de crear ángeles,
extrañaba a sus hermosas deidades, ya
que estas se fueron de su lar, encomendadas cada uno a sus tareas angelicales,
y era tanta su tristeza, que comenzó con su dedo divino a mover hilos de colores,
espejo de su obra magna el universo, fue así, que fue mezclando colores, fragancias, tersuras, y texturas, fueron apareciendo por obra de su
espíritu creador, flores, una variedad infinita de ellas, algunas exóticas,
curiosas, extrañas, otras de deslumbrante
pomposidad y textura, otras pequeñitos soles a la orilla del camino, las
más tímidas aprendieron a mostrar su belleza en el atardecer, otras prefirieron la radiante luz solar, y
las menos prefirieron luz indirecta quedándose debajo de los árboles a vivir. Y
Dios despreocupadamente las dejo a todas en un gran espacio llamado jardín del edén
Un día desde esta
rareza de belleza, comenzaron a ovular de ellas, semillas que caían a la
tierra, el viento que entraba a este lugar por primera vez, muy entusiasmado se puso a jugar con estas
pepitas de oro, como le llamó y se las fue llevando, jugueteando cuán lejos
podía y cuando no pudo ir
más allá, pidió ayuda a las aves que desde las alturas contemplaban la escena,
y les dijo: “ Miren lo que me encontré, les dejo comer de este rico maná, si
ustedes me ayudan a llevar estas pepitas lo más lejos que puedan”. Los pájaros
encantados por tan delicioso regalo, fueron llevando más allá del horizonte
este hermoso popurrí de colores y aromas, y cuando no tuvieron más que comer,
pidieron a ayuda a la lluvia, y luego la lluvia pidió ayuda al sol, y el sol
dejo que la semilla germinara por doquier y fue así como el invento de Dios floreció
por la faz de la tierra.
Un día cuando Dios salió de su lar y vino a visitar la
tierra, encontró a una flor que él no esperaba encontrar suspendida en el aire,
y le pregunto: ¿Y tú cómo te llamas? Lo que la flor contesto: “Me llamo, Clavel del aire”
En silencio, Dios
continuó su caminata, tengo que contar mi secreto, lo que pasa que no pude contenerme,
extrañaba tanto a mis ángeles, que conscientemente, quise crear más ángeles en forma de flor, y sin querer, aquí me encuentro
con uno de mis querubines, revoloteando con sus alas transparentes, moviéndose sutilmente
sobre todos mis suspiros de felicidad.
Es mi bouquet más preciado, para toda la humanidad, por eso
os digo: “miren, observen, y huelan mis flores, son ángeles que nacieron en
esta forma para amenizar y bendecir sus vidas, ahí en silencio en el jardín de
cada corazón, ahí florecerán mis flores, que con su frecuencia superior, estarán
entregando mi energía vital y amorosa, borraran angustias, el dolor, la intolerancia, el
miedo, incertidumbre, la ira, enfermedades y padecimientos, entre otros, sin
decir palabra alguna, ellas moviéndose al compás del viento, bajo el sol, bajo
mi manto de amor, mis flores, mensajeras divinas, la mejor medicina para el
alma.
Patricia Araya
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