To be beautiful means to be yourself. You don’t need to be accepted by others. You need to accept yourself.

~ Thich Nhat Hanh



“Un ser integral sabe a dónde ir sin ver, ve sin tener que mirar y realiza cualquier cosa sin hacer nada”.

Lao Tzu


martes, 23 de septiembre de 2014

EL VUELO DEL CÓNDOR



EL VUELO DEL CÓNDOR

Texto basado en el cuento de John Araya: "Viejo Cóndor"

Se dice que desde  un principio,  Dios del tiempo, creo el sol, luna, estrellas, y también creó a la Tierra, por consiguiente, creo la Cordillera de los Andes, los ríos y bosques que son característicos de ésta hermosa región. Todas las Américas unidas, la del Norte, Sur y Centro América, y como los cielos eran tan azules, tan nítidos, vio que faltaban las aves, para amenizar este lado del Universo y fue así como creó  al Cóndor, y lo hizo de tal forma que este volaría estas tierras, desde Tierra del Fuego hasta  donde la cordillera se pierda en el  mar. Como Dios se dio cuenta que el Cóndor, volaba armoniosamente, y lo vio tan extremadamente solo, le creo una compañera de por vida.

Ambos volarían el centro de la tierra, y para que ellos pudieran contemplar a grandes distancias, creo la Cordillera de los Andes, desde allí, el Cóndor planearía por horas sin siquiera mover sus magníficas bien diseñadas alas,  el viento seria su derrotero, su guía, dando libertad a su  sentido de dirección, lo elevarías, recorrería grandes distancias, planearía, y así se mantendría dueño y señor de estas tierras sureñas.

Cuando había pasado un gran tiempo el Cóndor y su pareja, una hermosa ave de ojos color rubí, decidió hacer un nido en la cima del risco más alto, ahí entre el frio nevado y la tranquilidad esperada, decidieron incubar un huevo. Ambos padres tomaron su tarea muy en serio, y se concentraron en sacar adelante esta tarea de la vida. Al cabo de un tiempo él bebé Cóndor nacía, se desarrollaba con todo el amor del mundo…tanto fue así que, vio que no era necesario volar todavía, su misión en esta vida era otra…

El viejo Cóndor como se hace llamar el padre, vivía su vida meditando, preguntándose su razón de existir, perdía horas y horas en un vagabundear de pensamientos, siempre su mente estaba puesta en el pasado, en su infancia, en los cuentos que escuchaba de su madre sobre su padre, y él también quería irse a volar grandes distancias…

Había escuchado de las historias de los lugareños, que cuando él fue creado, también había sido creada otra ave llamada, Águila, que tendría que sobre volar toda la América del Norte, eran rumores y no dio mucha importancia
Un día creció lo suficiente y quiso volar, y vio con horror, la distancia desde la cima, mirando hacia abajo, el acantilado era para temer, el vértigo, la sensación de no saber cómo tenía que emprender el vuelo, miraba con estupor, y fue ahí que se dio cuenta que su padre no estaba ahí, para enseñarle a volar, y ese sentimiento de abandono lo acompañaría el resto de su vida.
Sin embargo las creencias Chamánicas tenían como presagio que el Cóndor, y el Águila, deberían ser las aves que sobrevolarían con más belleza, acierto y esplendor éstas tierras, y que un día, el Cóndor y el Águila se unirían espiritualmente, uniendo ambos continente…fue así que el Cóndor ya maduro, acarreo a su vástago en su lomo, y lo traslado a tierras del Norte.

Ya complacido en este lugar, unas de esas noches de vivencias trascendentales : Se veía solo, inmensamente solo, y tenía que alzar el último vuelo, él pensaba era tiempo de morir, era tanto el miedo, que temblaba entero, miraba el horizonte que este día tenía los más bellos colores que  él había visto jamás, se dejó extasiar por éste momento, cuando de pronto desde el horizonte, se veían dos aves venir hacia él, eran sus padres, él se dijo por fin, ellos están aquí, para verme volar y ayudarme a dar éste paso; su padre distinguido como siempre, y su madre con esa mirada total entregaba destellos y cúmulos de amor. Los dos sobrevolaban a su alrededor, cuando su padre, decía: “ hijo no temas, los Cóndores somos aves que tenemos seguir nuestras  propias huellas, vuela tan alto puedas y después déjate caer sin miedo, traspasaras el nido, con tanto poder que tu hijo despertará de su letargo, verá tu luz, tu enseñanza, querrá volar como tú,  tal cual seguiste mi huella…una vez hayas pasado al otro lado del nido, volverás y estarás como siempre sobrevolando la montaña, feliz de ver a tu hijo volar con sus propias alas.

Ahora el Cóndor, sanaba viejas heridas, y se veía aprendiendo de los ríos, de los árboles, de la gran montaña que lo vio crecer, vio que la creencia de los Chamanes  que los Cóndores nunca mueren le daba la posibilidad de explorar capacidades nunca antes contempladas, recobrar su naturaleza divina, dejar sus largas alas, su pecho blanco al viento, planeasen su alma, honorando a la madre Tierra, honrándose a sí mismo, honrando al gran espíritu creador.

Patricia Araya
23092014



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